Diario de una cuarentena Día 17

Diario de una cuarentena: Día 17 – La maldita llamada

Decimoséptimo día.

Hoy he caído.

Esta mañana recibí una de esas llamadas que te dejan clavada en el suelo. Mi padrino Alberto, que estaba ingresado en la UCI por coronavirus, acababa de fallecer. Siempre piensas que eso les va a pasar a otros, como si tu familia no tuviera boletos en esta cruel lotería…hasta que te toca a ti la maldita llamada.

En ese momento volví a ser aquella niña de siete años que agarraba con fuerza la mano de mi padrino al ver las atracciones de la feria…y rompí a llorar todo lo que no había llorado antes. En seguida vinieron mis hijos para consolarme y les conté lo que había pasado, porque no me gusta ocultarles la parte más amarga de la vida. Ellos apenas habían coincidido con Alberto un par de veces en algún evento familiar, pero verme a mí rota hizo que se pusieran tristes ellos también.

Reconozco que en ese momento me sentí tremendamente culpable. Hacía meses que no hablaba con él, y las pocas noticias suyas me llegaban a través de mis padres, que sí estaban en contacto directo. Y ahora jamás podría despedirme de él. Tendría que haberle llamado cuando empezó todo esto…

Así que cogí a los niños y nos pasamos el resto de la tarde en el sofá del salón revisando álbumes familiares. Les conté quién era mi padrino, quiénes eran mis tías que murieron hace años, les hablé de mis abuelos y de las penurias que pasaron en la posguerra,…y como en una catarsis, de pronto los sentí a todos más cerca. Como si hablar de ellos volviera más nítido su recuerdo.

– Es como en la película de Coco – gritó de pronto mi hija pequeña – Así ellos no desaparecerán nunca.

Decimoséptimo día.

Hoy he caído.

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