Diario de una cuarentena: Día 13 – La guerra invisible
Decimotercer día de encierro.
Seguimos en pie.
Llevo una semana sin ver las noticias. Se me pone mal cuerpo cada vez que empiezan a hablar de estadísticas y porcentajes de muertos y contagiados. Además así consigo aislar un poco a mis hijos de todo esto, que con lo expresiva que soy cada vez que me miran se asustan los pobres. Así que si quiero informarme uso mi teléfono cuando nadie me ve. Después de casi dos semanas que dura esto, he llegado a la conclusión de que ahora mismo debo priorizar el delicado equilibrio emocional de mi familia.
La mayor es que la peor lo está llevando. Aparte de que se entera más de todo lo que ocurre, el encierro por cuarentena para una adolescente es como si te cortan las alas de un día para otro. Su vida social se reduce ahora al Instagram y las videollamadas, que de pronto se han puesto de moda cuando antes casi nadie las usaba. Yo la verdad es que no me entero bien cómo funcionan, así que si llamamos a los abuelos siempre le pido ayuda a ella. Eso la hace sentir importante.
El mediano está tan pichi. Parece que esto no va con él. ¿Quieres que te conecte para ver a tus amigos? Me da igual ¿Me ayudas a hacer la cena? Bueno ¿Necesitas contarme algo? No, estoy bien. El tío está encantado con sus clases online y su tablet para jugar. Los primeros días le puse un límite de uso, pero como en el fondo es muy responsable ahora le dejo que juegue siempre que haya terminado todas sus tareas.
Y la pequeña, qué contar….es tan cookie. A su edad los niños se adaptan a cualquier situación sin rechistar. Si ahora le digo que tenemos que estar un año encerrados hasta se alegraría. Con todo el tiempo del mundo para jugar, su mami para ella sola, sus hermanos que la hacen mucho más caso que antes. Encima por las noches dejo que venga a mi cama a dormir, así que ya me contarás. Eso sí, no se me ocurre confesarle que en el fondo dormir juntas me hace más ilusión a mí.
Imagino que cada casa será una película parecida o distinta, aunque el contexto sea el mismo; una guerra invisible en la que cada uno es el protagonista. Y por la experiencia que tengo después de verme todas las películas apocalípticas de Netflix, el protagonista de la peli siempre se salva 😛
Decimotercer día de encierro.
Seguimos en pie.
Cuanta razón tienes yo también tengo tres hijos y te comprendo he pasado ya por todas las fases, día 34 de cuarentena, Lo conseguiremos,
¡Hola Amelia! Muchas gracias por los ánimos, vienen muy bien en estos momentos. Como tú bien dices…¡lo conseguiremos!